Cómo podríamos definir a Melania Trump, tal vez la palabra adecuada sea influencer, todo lo que ella usa al minuto siguiente se agota , como fue el caso del vestido blanco de Ralph Lauren que utilizó en la noche electoral.
Su amor por la ropa, el maquillaje y la atención mediática, forma parte de su ADN, ahora ella nos demuestra, que por ser primera dama no piensa cambiar ni una partícula de su personalidad.
Sus planes para la residencia presidencial consisten en adecuar una habitación como salón de belleza, en el que pasará cerca de una 75 minutos diarios con su maquillador Nicole Bryl y demás profesionales en lo que llaman una rutina de belleza “ininterrumpida”.
“Definitivamente habrá una habitación específica para el pelo, el maquillaje y el vestuario”, ha comentado Bryl en una entrevista. “Melania quiere que la iluminación sea perfecta para mejorar nuestro trabajo al máximo. Todo el mundo sabe que la iluminación puede clavar o estropear el look”.
Sí Michelle Obama pasaba gran parte de su tiempo en su propio huerto, Melania tiene reservado un espacio especial para ella misma.
Lo que nos hace pensar, no mentía cuando declaró que esperaba ser una primera dama como Jacqueline Kennedy.