Hoy me topé con tu fantasma,
estoy seguro que eras tú,
reconocí aquel encaje negro,
con el que me volvías loco.
Te vi andar descalza,
como flotando en el tiempo
y recuerdo bien tus piernas,
que siguen siendo únicas.
No te distraje,
eras tan libre,
que parecía que te sentías en casa,
aquí,
donde solía serlo.
Yo te escribía en una servilleta,
tan sutil,
pero tan perverso,
que aún lo disfruto.
Cómo recuerdo tu cabello,
tan negro,
tan largo,
tan embelesante
y toda tú,
para llenarme de ti.
Pero preferí dejarte así,
sin hablarte,
sin que me vieras,
para que cada vez que quieras,
aparezcas,
sin necesidad de mirarme.
Hoy me topé con tu fantasma…
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