Deborah a pesar de haber sido una niña tímida y asustadiza, a sus diecinueve años se mudó a Nueva York con la idea de trabajar en un teatro.
Sin embargo sus planes se vieron interrumpidos, ya que el diseñador Claire McCardell, no la dejaría ir.
Comenzó su carrera como editora de moda en Harper’s Bazaar en 1963 junto al editor de moda Marvin Israel.
La fotografía que cimentó su reputación fue Bath House, trabajo que realizó para la revista Vogue en 1975. Turbeville horrorizó al público ya que la foto fue tomada en una decrepita casa de baños en Nueva York.
Las modelos aparecían apenas vestidas, lánguidas, mojadas dejando una apariencia desaliñadamente kitsch.
Los críticos llegaron a decir que ellas parecían “estar en una cámara de gas”, ante esto Deborah sólo respondió “me gusta escuchar el tic tac del reloj dentro de mis fotos”.
“Cuerpos embriagados y desprovistos del juicio de la lógica se entregan vacíos al objetivo de Turbeville”. Fueron muchas de las descripciones que se le daban.
Favoreció lugares como calles mugrientas y desiertas así como almacenes abandonados.
Sus fotografías aparecieron en revistas y periódicos como Vogue, Harper’s Bazaar y The New York Times.
Recibió diversos premios como el Lucie, el ICP Infinity Award, el Alfred Eisenstaedt Award y el Fashion Group Lifetime Award en fotografía de moda.
Reconocida por ser la sombra tras los books fotográficos y las campañas publicitaria como Valentino o Max Azria, Deborah Turbeville fallece a los 81 años de edad en 2013.
“En mis fotos nunca se sabe. Es solo una sugerencia y dejan que el que la vea ponga lo que quiera en ellas”